
Una hora y cuarto antes del partido, desde una calle aledaña se desplegó un juego de fuegos artificiales. Como si el Madrid tuviera algo que celebrar. El espectáculo pirotécnico anunció cosas excepcionales en el Bernabéu: Rodrygo marcó con el Madrid 281 días después y las manos de Courtois se ablandaron en el momento más inoportuno. Así funcionan las cosas en los equipos sin gracia. Encuentran un tesoro y lo desaprovechan casi al instante con el menos pensado. Para colmo, a Rüdiger le dio por agarrar a Haaland. “Tuvimos ocasiones para marcar el segundo gol. Pero cuando no te toca, ni aunque te pongas”, se lamentó Xabi Alonso, que, pese a que la soga cada vez le aprieta más el cuello, volvió a pedir calma y a recordar que en el fútbol todo puede cambiar en un chispazo. “Todavía queda mucho, esto es muy largo. Los resultados son neutros [en referencia a la mala racha]otra cosa es la interpretación que hacéis vosotros”, apuntó dirigiéndose a la prensa. Él ayer no tuvo queja de sus jugadores. “Hubo concentración y ritmo. Se han vaciado. Hasta el final, lo que se le puede pedir a este equipo”, subrayó después de unos días en los que reconoció que al Madrid le había faltado intensidad. “Tenemos que seguir creyendo que pasará. No tengo nada que reprochar. Estoy contento con la actitud y el día a día con los jugadores”, afirmó. Si la dirección del club no dice lo contrario, Vitoria será otro examen clave para su futuro. Ya se vería si decisivo. En plena tormenta y con su contrato pendiendo de un hilo, Rodrygo le dio un abrazo en la celebración. “Lo agradezco”, señaló. “Es un momento complicado para él también. Quería demostrar que estamos con el entrenador”, aseguró el brasileño. Jude Bellingham, uno de los futbolistas que han dejado ver en los pasillos en alguna ocasión su descontento con Xabi, también tuvo palabras públicas de apoyo para el técnico. “Estamos con él”, comentó. Los números rojos del Madrid, como admitió Alonso, son los que son y contra el City ascendieron a solo dos victorias en los últimos ocho duelos, una cifra que ya tiene al Bernabéu más que mosqueado. En la segunda parte, y hasta que los blancos no soltaron la carga final, el empedrado pitó en varios pasajes a los suyos. Todo empezó con Vinicius en el punto de mira después de un mal pase y siguió en otros momentos en los que el equipo no amenazaba al rival. Los silbidos para el brasileño no cesaron en todo lo que restó de choque, por más que el extremo estuviera en plena ofensiva. “Hay que aceptarlos con normalidad porque aquí la exigencia es absoluta”, reaccionó Xabi. A diferencia del domingo contra el Celta, día en que casi todos los jugadores se marcharon corriendo, esta vez la mayoría se quedó en el césped hasta que terminó el himno y quedaron expuestos al juicio de la gente. Los pitidos volvieron a escucharse. La grada había recibido a sus jugadores con algunos silbidos en el calentamiento, que entre toda la masa tampoco fueron muy significativos. Lo siguiente fue el abrazo Xabi-Pep, la antesala del buen arranque blanco y el regreso goleador de Rodrygo 281 días después. No lo hacía desde el 4 de marzo, en Europa ante el Atlético. “Me hacía mucha falta. No estaba en mi mejor momento. Espero que con este gol vuelva a mi mejor nivel”, apuntó Rodrygo. En Liga, su largo secarral arrancó el 19 de enero, ante Las Palmas. Un año menos cinco semanas. Nada menos. Él encendió la mecha, pero dos errores arruinaron a los blancos, que todavía no saben si podrán contar con Kylian Mbappé el domingo en Vitoria. “Es demasiado pronto para saberlo”, cerró un Xabi que apeló al tiempo.
Xabi Alonso se agarra al tiempo: “Todavía queda mucho, esto es muy largo” | Fútbol | Deportes
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