En el epílogo de su libro Verdi, l’italiano (2012), Riccardo Muti reflexiona sobre las óperas del compositor de Busseto que le habría gustado incorporar a su repertorio. El más prestigioso intérprete vivo del operista italiano, hoy con 84 años, expresaba entonces su deseo de dirigir títulos tempranos como Aroldo, Alzira, La battaglia di Legnano o Il corsaro. Sin embargo, hay una obra posterior que siempre se le ha resistido: Luisa Miller. “La encuentro muy desigual; tiene momentos extraordinarios, maravillosos y fantásticos, pero también otros bastante aburridos, y es la única ópera que no sé si dirigiré alguna vez”, confesaba.Más informaciónMuy distinta es la percepción de otro gran especialista actual en Verdi, el británico Mark Elder, quien reconocía hace pocos días a EL PAÍS que, cuando le propusieron debutar como director musical titular en Les Arts con Luisa Miller, “no podía creer mi suerte”. A sus 78 años, Elder subraya el reto que plantea este título de 1849, de transición entre los planteamientos belcantistas de las primeras óperas verdianas y el dramatismo moderno de la trilogía popular —Rigoletto, Il trovatore y La traviata—, un desafío que viene demostrando desde el pasado 10 de diciembre en el foso del teatro diseñado por Santiago Calatrava, encadenando funciones memorables como la del pasado sábado día 20.La soprano Mariangela Sicilia (Luisa) y el tenor Freddie De Tommaso (Rodolfo) junto a varios integrantes del Cor de la Generalitat Valenciana en el primer acto de ‘Luisa Miller’, el 10 de diciembre en Les Arts.© Miguel Lorenzo – Mikel Ponce (© Miguel Lorenzo – Mikel Ponce)Elder realiza con Luisa Miller exactamente la misma operación que en su ya referencial grabación para Opera Rara de la versión original de Simon Boccanegra: convertir la magnífica orquestación verdiana en el auténtico sostén dramático de la obra. Esto se percibe ya desde la sinfonía inicial, un magistral movimiento de sonata monotemático, de ambición germánica y muy alejado del habitual popurrí italiano. El director británico la hizo surgir desde la tupida cuerda de la Orquestra de la Comunitat Valenciana en un auténtico pianísimo, con la coloración añadida de los primeros violines tocando en la cuarta cuerda, antes de subrayar el contraste con el fortísimo y dar paso a la exquisita intervención del clarinetista inglés James Gilbert, solista invitado en la orquesta de Les Arts.En el inicio de la ópera, con ese inconfundible aire belliniano, todo fluye con flexibilidad: la cuerda, los solos de maderas y metales, y también el coro. Elder fue un admirable sostén de las voces, siempre mediante gestos simples y precisos que se tradujeron en arranques exactos de una orquesta idealmente equilibrada. Brilló especialmente en los conjuntos, como en el climático finale del primer acto. Tras el descanso, logró otorgar plena coherencia estilística al tránsito del segundo acto al tercero, donde se percibe con nitidez la evolución de Verdi hacia la tintura dramática de Trovatore y la intimidad de Traviata. Y convirtió el extenso número final —tanto el dúo entre Luisa y Rodolfo como el trío con Miller, Padre! Ricevi l’estremo… addio!— en el momento más emotivo de la velada.Vista general de la escenografía a dos niveles de Carles Berga. Les Arts© Miguel Lorenzo – Mikel Ponce (© Miguel Lorenzo – Mikel Ponce)La ópera culmina con ese desenlace en el que los hijos de distintos estratos sociales se rebelan contra sus padres y mueren envenenados al no poder vivir su amor. Una trama que Salvatore Cammarano adaptó libremente del drama Intriga y amor de Friedrich Schiller, ambientado en el Tirol de comienzos del siglo XVII. La campesina Luisa se enamora de Rodolfo, hijo del conde de Walter; aunque él le corresponde, debe casarse con Federica, una duquesa viuda. Miller, padre de Luisa, se enfrenta al conde y es encarcelado, lo que obliga a su hija a renunciar a su amor para salvarlo de la muerte. Una intriga articulada en torno a una carta culmina con Rodolfo vertiendo veneno en una copa que comparte con Luisa.Para esta nueva producción de Luisa Miller, que Les Arts estrena en coproducción con el Maggio Musicale Fiorentino, la directora de escena Valentina Carrasco traslada la acción a una fábrica de muñecas de comienzos del siglo XX. La propuesta funciona con notable eficacia hasta el tercer acto. La escenografía de Carles Berga unifica ese entorno burgués e industrial situando al conde de Walter en el piso superior como director de la fábrica y a Miller en el inferior como simple operario. A ello se suma la iluminación de Antonio Castro y el vestuario de Luciana Gutman, que incide en el modelo físico que representan las muñecas dentro de una sociedad opresiva dominada por la autoridad paterna.Destaca la dirección de actores, con interesantes evoluciones dramáticas de algunos personajes, en especial de los dos protagonistas, Luisa y Rodolfo. El dinamismo de la fábrica garantiza un movimiento escénico eficaz, con destellos brillantes como el cuarteto del segundo acto Presentarti alla duchessa, cuya sección final a capela muestra a Walter, Wurm y Federica manipulando a Luisa como si fuera una muñeca. Sin embargo, todo deriva hacia el simbolismo en el acto final, con un escenario poblado de muñecos-hijos malogrados, a lo que se suma el gesto feminista de que no muere Luisa, sino su muñeca.El reparto vocal fue notable, aunque sin destellos sobresalientes. La soprano Mariangela Sicilia, que sustituyó a la inicialmente prevista Federica Lombardi, ofreció una Luisa sólida y coherente en su evolución vocal hacia lo dramático. La cantante italiana resolvió con solvencia las coloraturas de la cavatina belcantista Lo vidi, e’l primo palpito, aunque destacó especialmente en la escena del segundo acto, con agudos poderosos y exquisitas medias voces en la cabaletta A brani, a brani, o perfido.El tenor Freddie De Tommaso mostró mayor inclinación al matiz y a la construcción de una progresión dramática en su Rodolfo. El angloitaliano brilló por su buen legato y por unos agudos luminosos en la famosa aria Quando le sere al placido, lo más aplaudido de la noche. No obstante, optó por emular una vocalidad verista de comienzos del siglo XX, con leves sollozos en el agudo, completamente ajenos al estilo verdiano.El tenor Freddie De Tommaso (Rodolfo), el barítono Germán Enrique Alcántara (Miller) y la soprano Mariangela Sicilia (Luisa) en la escena final de ‘Luisa Miller’ de Verdi, el 10 de diciembre en Les Arts.© Miguel Lorenzo-Mikel Ponce (© Miguel Lorenzo-Mikel Ponce)El Miller de Germán Enrique Alcántara fue uno de los grandes aciertos del reparto. Este sobresaliente barítono argentino, protagonista también de la citada grabación de Elder de Simon Boccanegra, posee una voz lírica dotada de la garra dramática necesaria para un gran verdiano, como demostró en su cabaletta del primer acto Ah! fu giusto il mio sospetto!.No se quedaron atrás el bajo-barítono italiano Alex Esposito, como un Walter sólido e intenso, ni su compatriota, el bajo Gianluca Buratto, quien encarnó un Wurm idealmente perverso gracias a su timbre cavernoso. Ambos brillaron en su sombrío y tenso dúo del segundo acto, L’alto retaggio non ho bramato.Entre los personajes secundarios, la mezzosoprano rusa Maria Barakova aportó una prestancia aristocrática a Federica; destacaron también la frescura de Lora Grigorieva, del Centre de Perfeccionament, como Laura, y el Campesino interpretado por Antonio Lozano, miembro del brillante Cor de la Generalitat Valenciana.’Luisa Miller’Música de Giuseppe Verdi. Libreto de Salvatore Cammarano, basado en Kabale und Liebe (1784) de Friedrich Schiller.Germán Enrique Alcántara, barítono (Miller); Mariangela Sicilia, soprano (Luisa); Alex Esposito, bajo-barítono (Il conte di Walter); Freddie De Tommaso, tenor (Rodolfo); Maria Barakova, mezzosoprano (Federica); Gianluca Buratto, bajo (Wurm); Lora Grigorieva, mezzosoprano (Laura); Antonio Lozano, tenor (Un campesino).Cor de la Generalitat Valenciana.Director del coro: Jordi Blanch Tordera.Orquestra de la Comunitat Valenciana.Dirección musical: Mark Elder.Dirección de escena: Valentina Carrasco. Palau de Les Arts, 20 de diciembre. Hasta el 22 de diciembre.
Mark Elder convierte ‘Luisa Miller’ en un acontecimiento verdiano en Les Arts | Cultura
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