En los almacenes del Museo Arqueológico Nacional (MAN), en Madrid, en una vitrina con las adecuadas condiciones de humedad y temperatura, se encuentra desde el pasado 23 de febrero la momia guanche que antes se exponía en el espacio dedicado a la Arqueología Canaria. El Ministerio de Cultura decidió su retirada, en cumplimiento de la Carta de compromiso para el tratamiento ético de restos humanos en los museos estatales, anunciada ese mismo día por el departamento que dirige Ernest Urtasun. Esa Carta de compromiso se publicó además en las webs de los 16 museos estatales, gestionados por la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, de Cultura.Más informaciónA preguntas de EL PAÍS, Cultura ha informado de que se han retirado desde entonces 10 piezas. En los museos estatales, según el departamento de Urtasun, “hay 14.845 restos humanos, la mayoría de los cuales ya se encontraban en salas de reserva antes de la aplicación de la Carta”. De esa cantidad, el MAN es el que más tiene, con 10.060, seguido del Nacional de Antropología, con 4.448, según publicó La Vanguardia. Así, Cultura se hacía hecho eco de un debate planteado hace años en numerosos museos occidentales, aunque no constaba que hubiese habido campañas de rechazo por la exhibición de esos restos en los centros estatales.Momia de mujer egipcia, del periodo entre el 730-650 a.C., en el Museo Arqueológico Nacional.MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL En la Carta se fija, como “principio general” para estos museos, “la no exhibición pública de restos humanos”. Tras su publicación, las piezas retiradas, según Cultura, son: en el MAN, además de la momia guanche, que llevaba ahí desde 2015, una pithos (vasija) con esqueletos con partes de varios individuos, de la cultura argárica (sudeste de la península Ibérica). En el Museo de América, un cráneo deformado de la cultura atacameña (Chile), un instrumento musical con mandíbula humana (Polinesia), dos personas momificadas (Perú) y una tsantsa (cabeza reducida), de la cultura shuar (Ecuador). Otra cabeza reducida de esa cultura se ha quitado del de Antropología, que en 2022 ya había hecho lo mismo con el esqueleto del gigante extremeño Agustín Luengo Capilla. Del Museo Nacional de Arte Romano (Mérida) se ha eliminado una inhumación y del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria) un cráneo de la cueva de Las Estalactitas.Sin embargo, en el Arqueológico permanecen dos momias egipcias, envueltas en vendas, así como el esqueleto de un enterramiento de un varón de la edad del Bronce Antiguo, de la cultura argárica, además de cráneos, mandíbulas y dientes. ¿Una contradicción? Preguntado el ministerio, responde que “las personas momificadas de la sala de Egipto cumplen las recomendaciones: están contextualizadas, se muestran con respeto y dignidad y la comunidad de origen no se opone a su exhibición. Además, son restos cubiertos con vendajes y cartonajes”.Enterramiento de un varón de la cultura argárica (Almería), perteneciente a la edad del Bronce Antiguo.MANUEL MORALES El ministerio defiende que los criterios que rigen su Carta responden a los del Código de Deontología para los museos [cuya última redacción es de 2004]del Consejo Internacional de Museos (ICOM), una oenegé que asesora a la Unesco. Y la decisión sobre qué se retiraba o no la ha tomado “cada museo, según las recomendaciones de la Carta”.Este texto define los restos humanos como “los que pueden asignarse a la especie Homo sapiens [los seres humanos]. “Se incluyen cuerpos completos o partes de estos; huesos, personas momificadas, tejidos blandos, órganos, secciones de tejido, embriones, fetos, piel, cabello y uñas”.Ahora, en el MAN, el más visitado de los museos estatales en 2024 (no entran en esta lista instituciones como el Prado o el Reina Sofía), con 627.334 personas, en el espacio en que estaba la momia guanche solo hay un rótulo: “Vitrina en remodelación”. Antes estaba un hombre que vivió entre los siglos XII y XIII y había sido encontrado en el barranco de Herques (Tenerife), junto a otros cientos, en 1764, según un estudio del Arqueológico. Los guanches fueron un pueblo que vivió en Canarias antes de la conquista castellana de finales del XV.Unos escolares contemplan las vitrinas con las momias de Guayadeque, en el Museo de la Fortaleza (Gran Canaria).MUSEO DE LA FORTALEZA Según Cultura, se excluyen de las medidas incluidas en la Carta “aquellas piezas que, conteniendo restos humanos, carecen de carácter ritual o religioso, teniendo la consideración de objetos para el recuerdo (guardapelos, retratos, cuadros, pulseras, broches, pendientes o anillos con cabello humano, y mechones de pelo), así como objetos para el juego (muñecas con pelo natural)”.También se establecen excepciones a la prohibición de exhibir restos humanos. “Cuando resulte imprescindible para transmitir el conocimiento que se pretende mostrar, siempre que no exista otra alternativa en el discurso expositivo y estén documentados y contextualizados”. ¿Podría haberse propuesto esto en el caso de la momia guanche con un panel explicativo más completo? La respuesta del ministerio fue que el cuerpo podría volver a ese lugar “si se aporta más valor” en la cartela. Cultura tampoco contempló una posibilidad que se da en museos en otros países: colocar una mampara que separe la vitrina del espectador y en la que se advierta de que detrás hay un material sensible.En todo caso, la Carta señala que los restos humanos “deben ser tratados con respeto y dignidad”. El arqueólogo canario Marco Moreno, de la Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología (PEPA), se pregunta: “¿Qué significa tratarlos con respeto?”. “Lo normal es que un museo no se mofe ni los descontextualice. Lo que se intenta es enseñar la historia. ¿Que la momia guanche estuviera en una vitrina es una falta de respeto? Ahora se han escondido esos restos, como si diera vergüenza, cuando además debes darles los mismos cuidados, pero sin la posibilidad de divulgarlos”.El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, durante una visita al Museo de América, en Madrid, en abril de 2024.Ministerio de Cultura/ EFEMoreno es gerente de la empresa Tibicena. Arqueología y Patrimonio, que “lleva un cuarto de siglo trabajando con restos humanos con los que se puede explicar, por ejemplo, la alimentación que tenían y el proceso de la muerte”. “¿Cómo podríamos hacerlo sin exponerlos?”. Tibicena gestiona el Museo de La Fortaleza, en Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria), “donde se exhiben dos momias”. Este experto se plantea también dónde está el límite en la espita abierta por el ministro: “Mañana puede ser que se nos impida exhibir los espacios domésticos de antiguas poblaciones por considerarlos lugares íntimos”.Por último, la Carta dice que los restos humanos serán tratados “de conformidad con los intereses y creencias de las comunidades y grupos étnicos o religiosos de origen”. Sin embargo, esto no parece haberse aplicado en el caso de la momia guanche.Así, el Cabildo de Tenerife, la institución local que ha abanderado desde 1976 la lucha por la recuperación de esos restos, declaró a través de su presidenta, Rosa Dávila, de la nacionalista Coalición Canaria (CC): “Exigimos la inmediata repatriación”, informa Guillermo Vega. “Nos parece una ofensa al pueblo tinerfeño y al pueblo canario. Es en Tenerife donde debe estar”, aseguró antes de añadir que no entendía cómo el Ejecutivo había decidido enviar la momia a un almacén “sin ponerse en contacto” con ellos. “La momia representa no solamente un símbolo de nuestra identidad, de nuestro patrimonio cultural, sino que es parte de la historia del expolio de nuestra tierra”.Momia del barraco de Guayadeque, en el Museo de La Fortaleza (Gran Canaria).MUSEO DE LA FORTALEZA Según Dávila, se había abierto “una oportunidad única para que las autoridades nacionales reconsideraran la restitución de la momia guanche a su lugar de origen”. Sin embargo, desde el MAN siempre han argumentado que cualquier traslado pondría en peligro la integridad de la momia. Ninguna de las sucesivas peticiones oficiales canarias ―incluida una del Senado― han sido tomadas en consideración.Jusèp Boya, director del Museo de Arqueología de Cataluña (MAC), en Barcelona, que no pertenece a la red de museos estatales, consideraba, en una información de este periódico del 24 de marzo, que en la iniciativa de Cultura habían “pesado otros factores que no son los estrictamente científicos”. En el MAC se exponen dos esqueletos de bebés hallados en una investigación en la antigua ciudad íbera de Ullastret, en Girona.El paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, pionero del yacimiento de Atapuerca, está “acostumbrado a trabajar con restos humanos de todas las épocas”, dice. “Imagino que la presencia de estos en museos puede herir sensibilidades personales y sociales”, por lo que la medida le parece “razonable”.Una de las salas del Museo de América, en Madrid.El último ejemplo de retirada de restos humanos en un museo en España ha ocurrido en el recién reinaugurado Museo Nacional de Artes Escénicas (MNAE), en Almagro (Ciudad Real), que pertenece al Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem), organismo autónomo del ministerio. Hasta ahora, en una sección conocida como “la casquería”, se mostraban el corazón del tenor Giuseppe Anselmi y la tráquea del tenor Julián Gayarre, que permanecían juntos por deseo de ambos. Ya no. El día de la reinauguración, 27 de marzo, Urtasun declaró, sin dar detalles, que “según en qué circunstancias y cómo, se podrían mantener restos humanos en los museos”, informa Rosana Torres.Si se amplía el foco fuera de España, es un asunto que han abordado museos europeos y americanos, sobre todo cuando ha habido reclamaciones de comunidades de descendientes de personas que pertenecieron a ese colectivo. Sin embargo, cada país presenta sus peculiaridades. En Reino Unido, la Ley de Tejidos humanos no se aplica a las uñas y al cabello, señalaba un reportaje de la BBC del año pasado, y se exige el consentimiento de descendientes para mostrar restos de fallecidos en los últimos 100 años.El rey Felipe VI, acompañado del ministro de Cultura, Ernest Urtasun (tercero por la derecha), el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (segundo por la izquierda), y la directora del Museo Nacional de Artes Escénicas, Beatriz Patiño (segunda por la derecha), durante la visita al edificio en la inauguración, en Almagro (Ciudad Real), el pasado 27 de marzo.JESÚS MONROY (EFE)Este lapso no se tiene en cuenta en Alemania. Desde el Museo de Ultramar de Bremen, etnográfico, se admitía que en los últimos años la actitud de los visitantes hacia estos temas había cambiado. El Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, ha repatriado más de un centenar de restos humanos de nativos americanos de su colección. En el Museo Nacional de Escocia se han eliminado hasta las fotografías de seres humanos (sin envolver) porque para algunas culturas estas tienen valor especial. El MAN, al menos, muestra en su web fotografías y una ficha sobre la momia guanche.Un debate global y nacional. Mientras, los restos de aquel canario de 1,62 metros de altura y que conserva la cabellera y su dentadura completa permanecen ocultos a los curiosos, como lo estaban cuando fue enterrado en un barranco de difícil acceso en la costa suroriental de Tenerife.

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