Se supone que eran dos locales abiertos al público, pero si se acercaba alguien no esperado lo echaban con excusas peregrinas. “No tienes cita”, “aquí solo hacemos tratamientos para otro tipo de pieles”, “vamos a cerrar”. Solo se podía acceder si antes habían dado permiso al incauto cliente a través de una red a la que no todo el mundo puede acceder. Había un motivo: en los gabinetes interiores de estos dos establecimientos de Fuenlabrada se hacían ecografías, extracciones dentales y se inyectaba bótox de forma clandestina. La Policía Nacional ha detenido a las dos mujeres que hacían este tipo de intervenciones sin ningún tipo de titulación médica ni permisos. “Cuando le pedimos algún tipo de documentación a una de ellas para acreditar su actividad, nos enseñó un papel de un curso de uñas que había hecho”, ha explicado este martes uno de los investigadores del Grupo V de la Brigada Provincial de Extranjería de Madrid. “Ninguna de las detenidas declaró nada ni mostró ningún tipo de colaboración”, ha añadido.Sin embargo, en esos establecimientos se hacían muchas más cosas además de la manicura. Los agentes hallaron, en una de las estancias, un ecógrafo con material médico. En otra, los policías localizaron un maletín portátil con instrumental para hacer intervenciones odontológicas. “Ponían implantes, hacían carillas, limpiezas… No es la primera vez que nos encontramos este tipo de material en una operación, incluso más sofisticado”, ha señalado Víctor de las Heras, inspector jefe de la policía. La operación ha sido bautizada Bian Que, en honor al uno de los primeros médicos chinos, que vivió en el siglo IV a.C. Las ofertas llegaban a los clientes a través de We Chat, la red social china, de muy difícil acceso fuera de esa comunidad. En este medio, hay varios canales semipúblicos, semejantes a los de Telegram, y los usuarios pueden acceder a los servicios y contratarlos. De hecho, cuando los agentes entraron a los salones, ubicados en el polígono de Cobo Calleja, había una mujer en una de las estancias sometiéndose a un tratamiento facial. “Nos llamó la atención porque no esperábamos encontrar tanto material”, ha detallado el investigador responsable de las pesquisas.Los locales tampoco cumplían con la normativa. Habían hecho obras que no habían comunicado al Ayuntamiento y no se ajustaban a la legalidad y tampoco se adaptaban a las medidas de higiene necesarias para las intervenciones que hacían en ellas. Por todo ello, el consistorio planea decretar el cierre de ambos establecimiento. “Si alguno de los tratamientos salió mal o provocó alguna infección, no lo sabemos porque no ha habido ninguna denuncia”, ha detallado De las Heras.Pero no solo recibían clientes en los locales, sino que también tenían un servicio de citas a domicilio. En esa modalidad, las intervenciones más demandadas eran las inyecciones de medicina estética, especialmente de bótox y de ácido hialurónico. “Además de las redes sociales, también funcionaban mucho por el boca a boca dentro de la misma comunidad”, ha especificado el investigador. Los policías también registraron el vehículo que usaban en estos desplazamientos, donde hallaron todo tipo de instrumental médico, desde jeringuillas, hasta viales y medicamentos que no habían pasado por los controles habituales.Finalmente, hace unas semanas, la policía entró en los locales acompañados de la inspección de trabajo y la sanitaria y constataron lo que ya habían visto en las redes sociales. Algo más que manicura y pedicura.

Shares: