El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, ha declarado este viernes como testigo del caso Negreira, la causa judicial que investiga a diferentes presidentes y directivos del club azulgrana por el pago de más de siete millones de euros a José María Enríquez Negreira, quien fuera vicepresidente del Comité Técnico Arbitral de la Federación Española de Fútbol (RFEF). Como hicieran los sucesores de su primer mandato, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, ha explicado que los pagos por esos informes los heredó de la etapa anterior y que, en todo caso, el primer equipo azulgrana no se benefició en ningún caso de los arbitrajes en la época en que él presidió el club. Fuentes jurídicas han señalado que, durante su declaración de una hora, ha sacado pecho de la calidad que tenía el primer equipo, al que ha tildado de “un ejemplo en el mundo”, por lo que no hacían falta amaños, concluye. El grueso de su declaración ha coincidido con la explicación que ofreció en una rueda de prensa en 2023, después de que saltara a la luz la investigación que lleva a cabo el Juzgado de Instrucción 1 de Barcelona, que con las declaraciones de este viernes podría cerrar la instrucción. Laporta ha admitido que en su mandato se recibieron 600 informes (que se iban destruyendo cada cinco o seis años) que se siguieron encargando a Negreira y a su hijo, Javier Enríquez, por recomendación de la dirección deportiva, que avalaba su contenido: una descripción de los colegiados que debían arbitrar al Barça en los siguientes partidos y su forma de actuar sobre el campo. Laporta ha remarcado que los informes eran una herencia de directivas anteriores y que él nunca conoció ni al número dos de los árbitros ni a su hijo, si bien sí tenía buenas referencias de ellos y de los trabajos que realizaban. Asimismo, ha señalado que la baja cuantía de lo pagado a sus autores hacía innecesario que el encargo tuviera que pasar por la junta directiva del club. Pero ha subrayado que el primer equipo nunca se benefició de ningún arbitraje, ventaja que, según explican fuentes presentes durante su declaración, el primer equipo no necesitaba porque era un referente mundial. Joan Laporta ha entrado en la sala de la Ciutat de la Justícia de L’Hospitalet de Llobregat, donde ha prestado declaración sin abogado y en calidad de testigo, después de que el juez instructor decidiera quitarle la condición de investigado solo porque los pagos que habría efectuado durante su época de presidente habrían prescrito. Sus sucesores en el cargo, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, siguen imputados por un delito de cohecho por el pago de más de siete millones de euros al que fuera vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA) y a su hijo por supuestos servicios de asesorías. La prescripción del delito de soborno puede llegar a los 10 años. Laporta finalizó su primer mandato en el Barcelona, en el que se continuaron los pagos iniciados en la época de Joan Gaspart, en 2010.Antes que Laporta ha declarado Ernesto Valverde, quien entrenó al primer equipo del Barça entre 2017 y 2020 (los pagos cesaron por mandato de Bartomeu en 2018). El ahora técnico del Athletic de Bilbao ha asegurado que esos informes son habituales y que su club actual también los elabora, pero que en su época en el Barcelona no supo de su existencia y que, de hecho, le daba lo mismo, porque nunca los ha utilizado como técnico. Luis Enrique, que como Valverde ha declarado en calidad de testigo por videoconferencia, también ha negado conocer los informes sobre árbitros. Los expresidentes Rosell y Bartomeu declararon como imputados el pasado septiembre, cuando descartaron que los pagos al número dos de los árbitros en aquella época influyeran en los éxitos logrados por el Barcelona tanto en la Liga española como en las competiciones internacionales. Los exdirectivos sacaron pecho de la presencia del futbolista argentino Leo Messi y de otros jugadores en el primer equipo como único argumento de los éxitos conseguidos durante sus mandatos, entre 2010 y 2014 el primero, y entre 2014 y 2020 el segundo. En todo caso, sus declaraciones se centraron en los informes que realizaba Javier Enríquez, el hijo de Negreira, pero no en el motivo de los pagos efectuados a su padre. En la declaración de Laporta de este viernes no ha habido distinción entre los pagos a uno o a otro. La declaración este viernes de Laporta, junto a los entrenadores del equipo entre 2014 y 2020, llegan semanas después de que el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, endureciera su discurso contra el Barcelona durante la asamblea general del club. “No es normal que el FC Barcelona haya pagado al vicepresidente de los árbitros ocho millones de euros al menos durante 17 años”, denunció para sacar a relucir después unas estadísticas sobre expulsiones en las que el Madrid salía malparado y, en cambio, el Barcelona salía beneficiado con mucha diferencia.

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