
Hace ahora cinco años fue enterrado un hombre sin corazón. Nombre: Diego Armando Maradona. Profesión: genio del fútbol y prócer. El órgano fue extraído del cuerpo para convertirse en prueba pericial en la causa que investiga su muerte, de modo que el futbolista yace en una tumba junto a sus padres en el cementerio privado de Bella Vista (Buenos Aires) y el motor que lo encendía permanece a 70 kilómetros, conservado en formol en el Departamento de Anatomía Patológica de la Policía Bonaerense. Dicen los que lo han tenido en sus manos que pesa 503 gramos, casi lo que una pelota de fútbol, y que eso el doble de lo normal para una persona de esa edad, 60 años. Es un corazón castigado, arañado por microinfartos previos, y lastimado probablemente por todas las decepciones que se llevó y que provocó, las heridas que no figuran en la autopsia y que —esas sí— el difunto se llevó a la tumba. Varios medios argentinos informaron de un plan —finalmente, desbaratado— por el que la barra brava de Gimnasia y Esgrima La Plata, el último club que dirigió el genio, pretendía robar esos 503 gramos de Maradona para convertir la prueba pericial en reliquia. Así que hubo que redoblar las medidas de seguridad. Pensando en los hombres o mujeres encargados de esa peculiar misión, custodiar el corazón del hombre más querido del país, recordé una charla con el forense José Antonio Lorente cuando en 2006 aseguró que Colón era Colón, es decir, que lo que había en una urna en la catedral de Sevilla eran los restos del descubridor de América. El equipo del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada tuvo que apañarse con apenas 200 gramos de huesos —el más grande medía lo que una pelota de golf, y el tamaño medio era el de un garbanzo— para los trabajos de identificación. ¿Dónde estaba lo demás? Colón murió en 1506 en Valladolid. En 1509, se trasladó al Monasterio cartujo de Sevilla y 35 años después, viajó a Santo Domingo. En 1789, España perdió la isla conocida como La Española, que comprendía Haití y la República Dominicana y no quiso regalarles a los galos tan ilustre tumba. Se lo llevaron a Cuba. En 1898, se repitió la misma historia: España perdió Cuba y tampoco quiso dejarles Colón a los americanos. “En medio de todo este trajín”, explicaba el forense, “cabe la posibilidad de que cualquier persona que tuviera acceso al cuerpo durante los traslados, decidiese guardarse algún recuerdo en el bolsillo. Ha pasado más de una vez en la historia”. Ya lo canta Rosalía: “Pero mi corazón nunca ha sido mío. Yo siempre lo doy. Coge un trozo de mí. Quédatelo pa’ cuando no esté. Seré tu reliquia…”El diario Clarín informó en marzo de 2022 de otro plan no menos disparatado que robar el corazón de Maradona: trasladarlo desde el país donde el fútbol es religión al emirato donde la religión es ley, es decir, llevárselo al Mundial de Qatar de 2022 como inspiración. “Por amor a Diego”, explicaba Javier Mentasti, de la agencia de publicidad que promovía la iniciativa, “queremos que esté en el vestuario, en la cancha y si Dios y Diego quieren, siete partidos después, al lado de la tan ansiada copa”. Naturalmente, el órgano se quedó en el departamento de Anatomía Patológica de la policía bonaerense, lo que no impidió que Argentina ganase el Mundial en uno de los mejores partidos de todos los tiempos, la final que enfrentó a Messi con Mbappé. Como los mitos nunca mueren, la extravagancia sigue rondando a Maradona. La familia cree que su muerte pudo haberse evitado y que no recibió el tratamiento adecuado en sus últimos días, pero el primer juicio por presunto homicidio fue anulado tras descubrirse que la jueza Julieta Makintach, una de las tres integrantes del tribunal, se dedicaba a grabar en secreto las sesiones para una serie documental con ella de protagonista y titulada Justicia divina. Los barra brava de Gimnasia y Esgrima no eran los únicos que querían un pedazo del prócer. El genio que antes de morir destruyó muchos de sus afectos en su entorno más cercano, como recordaba su amigo Jorge Valdano en este periódico, es el primer ídolo del país en el que nació y fue enterrado separado de su corazón. Lo que dice esa metáfora no cabe en este artículo, pero resumiendo mucho, da la sensación de que el hombre más querido no supo querer, ni siquiera a sí mismo, aplicándose con obstinación y método a la autodestrucción. El responsable de la felicidad de millones de personas no acertó a ser feliz. La selección argentina de fútbol difundió un emotivo vídeo por el quinto aniversario de su fallecimiento recordando la bellísima colección de goles y filigranas sobre el césped para festejar su “legado infinito”. Pero la lección principal que deja la muerte y sobre todo la vida de Diego Armando Maradona habla del amor incondicional -en realidad, el único que existe-, capaz de olvidar los defectos y observar eternamente al elegido con la mirada cautivada del que solo atiende a las virtudes.
Los secretos del corazón de Maradona | Deportes
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