Las autoridades rumanas han iniciado el proceso para desproteger el oso pardo y estudian aumentar la caza de esta especie en respuesta al aumento de ataques a personas. Entre 2024 y 2025 la ley rumana permite matar a 46 plantígrados, pero este país sigue los pasos de Eslovaquia, que a principios de abril dio el visto bueno para abatir hasta 350 ejemplares, un número similar al total de osos que hay en España, unos 370 entre la cornisa Cantábrica y los Pirineos. Un estudio reciente del Instituto de Investigación y Desarrollo Forestal de Rumania, basado en un análisis en 25 de los 41 condados del país, estima que existen entre 10.419 y 12.770 osos pardos. Esta cifra es mucho mayor de los 4.000 que el Ministerio de Medio Ambiente considera como número ideal y de los 8.000 que estimaban las organizaciones ecologistas y las asociaciones de cazadores. Y esto unido al aumento de encontronazos con humanos desde hace un lustro ha empujado al Gobierno a abrir el debate para eliminar su protección y emprender actuaciones como colocar cercas eléctricas que los ahuyenten de las áreas urbanas.“El oso debe ser eliminado de la lista de especies estrictamente protegidas en Rumania y nada nos impide tomar medidas para proteger a la población siempre que la situación lo requiera, porque la vida humana tiene prioridad”, afirmó el ministro de Medio Ambiente, Aguas y Bosques, Mircea Fechet, hace unos días.El responsable de la cartera medioambiental admitió que el trámite ya ha sido solicitado ante la Unión Europea. “Ya se ha iniciado la exención del oso pardo de la lista de especies estrictamente protegidas, según lo definido por la Directiva europea sobre hábitats, algo que se ha llevado a buen puerto para el lobo, tras un consenso a nivel del Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión Europea”, aseveró el ministro, que defendió el nuevo censo no como un resultado estadístico sino como un punto de inflexión en la gestión de esta especie. Fechet expresó su preocupación por el creciente conflicto que existe entre los osos pardos y los humanos. Este aumento lo achacan a la presión urbanística, la pérdida de su hábitat natural y la escasez de alimento, que ha conllevado que los plantígrados bajen, incluso madres con sus oseznos, para encontrar comida en contenedores de basura. Según datos oficiales, veintiséis personas murieron entre 2004 y 2024 al ser atacadas por estos animales, mientras que 274 resultaron heridas. Para contrarrestar estos ataques, el Ejecutivo ha abierto un debate público sobre un proyecto que simplificará la intervención de las autoridades cuando un oso pardo entre en una localidad. En concreto, se dejaría vía libre para matar al animal rápidamente si existe un peligro inminente para la seguridad de las personas. “Nuestra propuesta pasa por dejar al alcalde la libertad de decidir, dependiendo del riesgo más alto o más bajo que él aprecie sobre el terreno”, explicó Fechet. En la actualidad, las autoridades locales deben alejar al oso de la zona urbana; luego, reubicarlo y, si continúa con un comportamiento peligroso, abatirlo. “Hemos transmitido a Bruselas en numerosas ocasiones que la vida humana tiene prioridad tanto en Rumania como en cualquier otro Estado miembro de la UE”, incidió el ministro, consciente de que necesita el permiso del bloque comunitario. “Nadie puede prohibirnos defendernos cuando existe el riesgo de que una persona sea gravemente herida o incluso asesinada por un oso cuando se encuentra enfrente de su casa o en la calle, no necesariamente en el bosque”, insistió. También señaló que adoptar este decreto podría acarrear un procedimiento de infracción por parte de la UE. Su ministerio ya ha anunciado algunas de las medidas que implementarán como las cercas eléctricas en zonas consideradas de riesgo, la formación para tomar muestras genéticas y la modernización de los equipos de intervención. Por ahora, las poblaciones en el centro del país reciben alertas en sus teléfonos móviles sobre la presencia de animales, ya sea en bosques o en núcleos urbanos.Según Ovidiu Ionescu, profesor de la Facultad de Silvicultura y Explotación Forestal de la Universidad de Transilvania de Brasov, solo el 29% de la superficie del país está cubierta por bosques. “Esta área tiene un óptimo ecológico, económico y social para unos 4.000 osos”, afirma el experto, pero recalcó que parte de este territorio es un hábitat adaptado a la agricultura, una “fuente de alimentos” también para los animales. “Numerosos osos con oseznos llegan a zonas agrícolas e, incluso, a localidades, expulsados de los bosques por los machos”, remarca. “Matan a los cachorros para aparearse con ellas. También es un método de autorregulación de su población. Las hembras se marchan y se acercan a áreas agrícolas para proteger a las crías y evitar espacios con mucha densidad de machos alfa”, detalla Ionescu.Rumania, que tiene la mayor población de osos pardos en Europa después de Rusia, duplicó su cuota de sacrificio de esta especie el año pasado, a través de una directiva europea, tras la muerte de una chica de 19 años en una popular ruta turística en Transilvania, donde fue atacada de repente por un ejemplar agresivo. La agresión más reciente la sufrió a finales de marzo un agente forestal de 51 años, cuando regresaba a su casa en el municipio de Predeal, un pequeño pueblo incrustado en el corazón de los Cárpatos. Estuvo en estado crítico y el oso acabó abatido por las autoridades, lo que provocó protestas y mensajes de odio contra el servicio de montaña de la zona al que pertenecía el agredido.Entre febrero de 2024 y marzo de 2025, los operadores de emergencias recibieron 5.553 llamadas en el 112 por la presencia de un oso, de acuerdo el Servicio Especial de Telecomunicaciones para Europa Libre, y las llamadas van en aumento, advierte.Las organizaciones defensoras de los animales opinan que la caza no solucionará la situación “porque se seguirán buscando grandes ejemplares como trofeos”, recalca Cristian-Remus Papp, coordinador de WWF Rumania. Desvela que el 55% de los 381 osos que fueron cazados el año pasado terminaron como premios de caza y cree que se deben talar todos los árboles con frutos en zonas públicas. “Parece una medida extrema, pero ayuda mucho como se ha comprobado en una pequeña aldea”, sostiene Baile Tusnad. Además, el Ayuntamiento ha actuado sobre el espacio verde de manera que el oso no puede permanecer escondido. “La reducción del número de incidentes con osos en esa localidad ha contribuido al traslado de los individuos problemáticos; se capturaron y monitorearon con collares GPS, y los datos fueron transmitidos a los miembros del equipo de intervención”, dice Papp. A ello se añade que la tecnología de vallas virtuales permite detectar a los osos monitoreados y enviar automáticamente la ubicación a los miembros del equipo de intervención. “Así la comunidad local ni siquiera sabe que hay un oso en la zona”, concreta. Sin embargo, alerta de un fenómeno que va en aumento: las agencias de viajes que captan turistas que desean sacarse una foto mientras les ofrecen comida. “Se debería multar también a los que alimenten a los osos”, zanja Papp.

La persecución del oso avanza en Europa: Rumania solicita a la UE su desprotección | Clima y Medio Ambiente
Shares: