El ingeniero de caminos Carlos Mallo (San Ciprian, Lugo, 36 años) suele contar que todo comenzó en 2016, cuando se puso a trabajar en el anillo insular de Tenerife en la llamada franja marina Teno-Rasca, una Zona Especial de Conservación (ZEC) de 70.000 hectáreas en el extremo oeste de la isla. Este enclave que baña tres municipios constituye un ecosistema estratégico para tortugas marinas, pastos marinos, sebadales, y uno de los mayores santuarios de ballenas del mundo. “En ese momento empecé a pensar en esa maravilla de frente marítimo, con vistas a La Gomera. Pensé que era algo único en el mundo y que estaba construyendo una carretera que iba a conectar con un puerto… que iba a destruir esa zona”, rememora en conversación telefónica desde San Francisco. Aquel fue el principio. Poco después abandonaría la profesión para fundar la ONG Innoceana. Esta semana, Mallo ha sido galardonado con uno de los siete premios Goldman, conocidos como los nobel verdes, que la fundación medioambiental estadounidense entrega cada año a los activistas más destacados en la protección del planeta. El año pasado, otra española, la profesora Teresa Vicente, recibió también el galardón por su defensa del mar Menor.Más informaciónLa concesión de este premio llega en un momento convulso en Canarias. Hace un año, miles de personas salieron a la calle para protestar contra los efectos del turismo de masas. Esta semana, las plataformas organizadoras han convocado nuevas movilizaciones para el 18 de mayo debido al ninguneo con que, consideran, han reaccionado las Administraciones. Mallo está de acuerdo con el diagnóstico que hacen las ONG de los males que causa esta industria. “Desde luego, el turismo es el principal factor que daña las islas”, sentencia. “Un turismo extensivo y masivo como el que existe en Canarias destruye ecosistemas. Claros ejemplos de ello son Los Cristianos o Las Américas [dos enclaves de turismo low-cost en el sur de Tenerife]”, explica. “Esa zona condensa lo peor de la industria, pero es que esta quiere seguir creciendo hacia otros lugares. No hay espacio físico, y los ecosistemas han de competir con ese tipo de turismo”. No solo detecta en Canarias una pérdida de ecosistemas. También se da, en su opinión, “una realidad de pérdida de identificación cultural, porque hay un intenso proceso de gentrificación”.Carlos Mallo, en la entrega del premio este lunes en San Francisco.InnoceanaEl nuevo premio Goldman sabe de lo que habla. Tras aquella carretera en la que Mallo trabajó, y que quedó concluida aquel 2016, el siguiente paso era levantar el Puerto de Fonsalía (en el municipio de Guía de Isora). Este proyecto constaba de una enorme terminal de embarcaciones de recreo y transbordadores en aquel paraíso marítimo donde el propio Mallo reside desde 2012. Innoceana creó una base de datos de referencia sobre las poblaciones locales de especies marinas, sus hábitats y el estado de salud del ecosistema. A su vez, redactó informes técnicos que demostraban los problemas de la terminal y esbozaban alternativas para satisfacer la demanda de transporte, como reforzar un puerto de Los Cristianos. En octubre de 2021, debido a la campaña, el Gobierno canario canceló oficialmente el proyecto del puerto.El premiado no solo reclama “una reducción” de la principal industria de las islas, sino que también pide “un cambio de modelo en el que tenga que dejar una huella positiva. Eso, posiblemente, hará que el turismo que nos llega sea más caro, que las islas se vendan más caras, pero solo así se reducirá el daño que se produce en Canarias”. En este mismo sentido, también considera incluso que hay que eliminar infraestructuras. “El desmantelamiento es algo que en toda España estamos muy, muy por detrás. No se quiere hablar de ello, porque al final no produce”, explica. “Desmantelar parece que no produce para el sistema desarrollista, pero la realidad es que sí, porque deja espacio para esos ecosistemas para que vuelvan a crecer”. Detalla: “Cuando se diseña una infraestructura, se diseña para un periodo de vida útil, el tiempo que la infraestructura va a dar servicio. A partir de entonces, el proyecto debe de entrar en un proceso de desmantelamiento”.Ejemplo de lo que cuenta es el caso de la localidad de Puerto de la Cruz, uno de los enclaves predilectos en el norte de Tenerife, donde la contaminación fecal de las aguas ha obligado al cierre por varios años de varias playas. “Probablemente, sean las infraestructuras turísticas más antiguas de la isla. Están obsoletas y por ende están dando unos problemas casi irresolubles por no desmantelarse a tiempo”.¿Corren buenos tiempos para la lucha por el medio ambiente? “Es verdad que actualmente hay un montón de noticias desalentadoras”, admite, “sobre todo cuando hablamos de la administración que existe actualmente en Estados Unidos”. Amplía esta preocupación a otros países donde Innoceana despliega su actividad, como Costa Rica ―”son administraciones muy conservadoras, que no priorizan el clima, no priorizan el medio ambiente”―. Ve, sin embargo, otra situación en la UE. “En Europa todavía estamos en un momento muy positivo en la lucha climática”, subraya. “Están saliendo bastantes convocatorias dotadas con millones para proyectos de conservación, proyectos en la lucha contra el cambio climático. O la Ley de la Restauración de la Naturaleza, que se aprobó hace menos de dos años.Incluso en EE UU trata de ver el lado positivo. “Ahora mismo me encuentro en California, y aquí hay muchísimas fundaciones y administraciones que realmente sí tienen esa sensibilidad ambiental”, detalla. “Lo que hay que hacer ahora es unirse y trabajar juntos, aguantar la tormenta Donald Trump. Esto pasará y volveremos a tener líderes que tengan sensibilidad ambiental, la única que nos va a llevar a la supervivencia humana”. Porque, subraya, ahí está la clave de su lucha. “No se trata de salvar los ecosistemas porque sí. Cuando pienso en su protección y en la restauración, pienso en salvar vidas”.Puedes seguir a Clima y Medio Ambiente en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal

El ingeniero de caminos que logró parar la construcción de un puerto en Tenerife | Clima y Medio Ambiente
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