El cinematográfico asesinato del ‘patrón’ Hernando Sánchez sacude el convulsionado mundo de las esmeraldas en Colombia como no se veía hace décadas.Los ecos del disparo del francotirador que lo mató en su mansión de los cerros orientales de Bogotá siguen resonando tanto en la zona esmeraldera de Boyacá como en Texas (Estados Unidos) y hasta en Dubái, uno de los Emiratos Árabes, que en el último lustro empezó a aparecer en la ruta del crimen organizado en el país.Los patrones de las esmeraldas fuera de circulación. Foto:Unidad de reportajes multimediaA una semana larga del crimen, la única certeza es que la eliminación de Sánchez y la de su socio en Esmeraldas Santa Rosa, ‘Pedro Pechuga’ (cuyo verdadero nombre era Juan Sebastián Aguilar), desborda la siempre latente ‘guerra verde’ y apunta hacia una multimillonaria operación de lavado de activos en la que se menciona como ficha principal al extraditado capo Julio Lozano Pirateque,Tras pagar solo tres años de cárcel en Estados Unidos, en 2016 Lozano Pirateque quedó en libertad y aunque él y sus abogados niegan cualquier actividad ilegal, su nombre vuelve a aparecer en la lista de los señalados mayores poderes criminales del país. Su actual centro de operaciones es Dubái, que según denuncias del presidente Gustavo Petro es la sede de la ‘junta del narcotráfico’ que supuestamente planea su asesinato.”Es innombrable. Julio Lozano Pirateque, ciudadano de Dubai, colombiano, que está matando a los esmeralderos porque se quiere quedar con las esmeraldas. Por alguna razón cree que el Presidente es su enemigo porque allí hay un poco de gente que ha matado a nuestra gente”, aseveró el mandatario en el primer consejo de ministros televisado, el pasado 4 de febrero. La capital de Emiratos Árabes se ha convertido en el cuartel de algunas de las cabezas del crimen organizado por la limitada cooperación judicial con países como Colombia y por ser un paraíso fiscal.Jesús Hernando Sánchez y su socio Edwin Molina Foto:HÉCTOR FABIO ZAMORA/EL TIEMPOSánchez había sobrevivido a once disparos que le hizo un sicario en una lujosa tienda deportiva de la Zona T en Bogotá en el 2012 y a un intento fallido por volar su oficina en el quinto piso del Emerald Trade Center, en pleno centro de Bogotá. El ataque del 2012 fue parte de la guerra entre el clan de ‘Pedro Orejas’ (extraditado también a Estados Unidos por narcotráfico) con el fallecido ‘zar de las esmeraldas’ Víctor Carranza y llevó a Sánchez a rodearse de un aparato de seguridad que incluía un pequeño ejército de escoltas y caravanas, oficinas y casas con blindajes del grosor de un libro que lo mantuvieron con vida por más de una década.Las pistas que manejan las autoridades de Colombia y de Estados Unidos que investigan el caso y que refuerzan fuentes del sector consultadas por EL TIEMPO apuntan a que los negocios entre Lozano Pirateque, Sánchez y ‘Pechuga’ están directamente relacionados con la nueva sangría en el mundo de las esmeraldas. El asesinato hace cuatro años de Luis Caicedo, otro capo extraditado que regresó al país y que fue socio de Lozano en su incursión en el lavado de activos a través del mundo del fútbol profesional, también hace parte de ese dossier. Oficialmente, Lozano no aparece en los papeles de Santa Rosa, que es una de las tres exportadoras más grandes de esmeraldas en el país, pero su cercanía con Sánchez y ‘Pechuga’ es un secreto a voces en ese mundo. La rapidez con la que Lozano resolvió sus líos con la justicia de los Estados Unidos se explicaría, según altas fuentes consultadas por este diario, por una negociación en la que logró salvar parte de sus propiedades en el país.Quienes visitaban el piso de Sánchez en el Emerald cuentan que allí había una oficina que seguía siendo de ‘don Julio’. Las autoridades que investigan el caso en Colombia y en los Estados Unidos le siguen la pista a un viaje de ‘Pedro Pechuga’ a Dubai el año pasado, que él presentó como unas vacaciones a un país que, dijo, no conocía, pero que llamó la atención porque desde hace ya varios años se sabe que allí tiene su sede Julio Lozano. En este momento se revisan los movimientos migratorios de Hernando Sánchez, supuestamente hacia el mismo destino a través de conexiones internacionales.El esmeraldero Hernando Sánchez heredo parte del imperio de Víctor Carranza. Foto:EL TIEMPO/ Archivo ParticularLa versión que investigan las autoridades apunta a una supuesta negativa de Sánchez y ‘Pechuga’ a devolverle a Lozano su parte en sus negocios, no solo relacionados con las esmeraldas, sino también en sectores como la ganadería, rubro en el que los esmeralderos figuran en sociedades como Agropecuaria Rancho Santa María S.A.S. Meses antes de ser impactado por el proyectil disparado desde los cerros, y más después de la muerte de su socio, Sánchez aseguraba con frecuencia que lo iban a matar. Las duras pujas internas en sus empresas son hoy objeto de revisión de los investigadores.Altas fuentes de seguridad le dijeron a EL TIEMPO que en Colombia no hay más de 12 antiguos miembros de la Fuerza Pública capaces de acertar en un asesinato de franco un tiro como el que segó la vida de Hernando Sánchez. Esos nombres están bajo verificación, pero no se descarta que un exmilitar de los Estados Unidos, país donde ese ‘mercado’ es mucho más amplio, haya llegado al país para este nuevo capítulo de la guerra que sacude el mundo de las esmeraldas. Y hay un asunto que es, según las fuentes consultadas por este diario, casi una certeza: más allá de la habilidad de los asesinos, la ejecución de los atentados difícilmente habría sido posible sin que tuvieran información certera sobre los movimientos de sus víctimas,’Pedro Pechuga’ analizando primer atentado que le hicieron Foto:En Estados Unidos, país que tiene en sus cárceles a ‘Orejas’ y otros de sus socios esmeralderos, varias agencias de seguridad siguen al milímetro el tema por tres asuntos fundamentales. El primero, porque es un hecho probado que las esmeraldas colombianas, las mejores del mundo, han sido un frente históricamente utilizado por los narcos para tratar de lavar sus fortunas. “Hemos tenido casos de piedras por las que alguien ofrece 350 millones de pesos y otro comprador, 2.500 millones. Por la misma esmeralda”, señala una alta fuente del sector. Esa subjetividad para tasar el valor abre las puertas a que se maquillen en las cifras contables rentas ilícitas.El segundo punto de interés para las agencias de Washington son los presuntos planes de la ‘junta’ de Dubai por atentar contra el presidente Petro. Fue la embajada de EE.UU. la que hace dos años alertó al Jefe de Estado sobre esa supuesta intentona y desde entonces el tema ha estado en su radar, mucho más porque en él se menciona a un antiguo capo que fue liberado por la justicia federal.Y el tercer frente de atención de EE.UU. es que el más grande jugador hoy por hoy en el mundo de las esmeraldas colombianas es un ciudadano estadounidense. Se trata de Jamal Daniel, el poderoso empresario petrolero de origen sirio que desde Texas controla Muzo, la mina que le compró a Carranza hace más de 15 años. Su incursión en el mundo de las esmeraldas marcó hace tres lustros un giro clave hacia una mayor formalización del negocio y una mayor transparencia empresarial en una actividad multimillonaria caracterizada por la opacidad y la violencia. Pero en los últimos años los números del emporio de Muzo no han sido los de antes.La seguridad de la mina de Daniel en el occidente de Boyacá estaba a cargo de Oriental S.A.S, la megaempresa de seguridad de alias ‘Pedro Pechuga’. Ese contrato se mantuvo a pesar del asesinato y de todas las versiones que circulan sobre los negocios del polémico empresario. “Juan Sebastián Aguilar tenía visa de EE.UU. y, uno tras otro, pasó cada revisión de antecedentes que se hizo en Estados Unidos (los procesos de ‘due diligence)”, señala un empresario de las esmeraldas.Jesús Hernando Sánchez contó cómo sobrevivió a un atentado Foto:’Pedro Pechuga’ era cercano a Sandra Oritz, la exconsejera de las Regiones del gobierno Petro. Ella, que está presa por el escándalo del saqueo a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD), sería, según fuentes en EE.UU., una ‘persona de interés’ en las investigaciones que se adelantan en ese país.Otro nombre en la investigación es el de Dionisio de Jesús Vera Olmos, alias Boyaco Sinaloa, un esmeraldero que también estuvo preso en una cárcel norteamericana durante una década por tráfico de drogas y quedó en libertad dos años después de Pirateque, en el 2018.”Siempre mantuvo una imagen de un conocido comerciante de esmeraldas que tenía oficinas en el centro de Bogotá. Su nombre figura como socio capitalista de una empresa en el occidente de Boyacá”, le dijo una fuente de la Policía Antinarcóticos a EL TIEMPO.Desde que fue expulsado del país del Norte se movía en el suroccidente del país, custodiado por una caravana de escoltas, haciéndole el quite a la cacería que le habría montado Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, hace unos años. “En Bogotá quedaron otros que hay que bregarles a hacer lo más pronto posible, que son el viejo Hernando Sánchez y ‘Boyaco Sinaloa’”, sentenció Otoniel en un audio que fue filtrado a medios.Actualmente, ‘Boyaco’ se encuentra desaparecido. Su último rastro fue en Ecuador. Hace dos meses, su nombre surgió como una de las hipótesis que manejaban las autoridades sobre la identidad de una víctima de un escabroso descuartizamiento. Sin embargo, el cotejo genético no coincidió.Esmeraldas Santa Rosa S.A.S Foto:ArchivoPor la lista negra de Otoniel, el ‘clan del Golfo’ -la banda armada de mayor crecimiento en Colombia- y el cartel de Sinaloa también aparecen en los expedientes de los homicidios de ‘Pedro Pechuga’ y Hernando Sánchez.Redacción Justicia

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